Es hora de volverse medieval con tu sumisa, en el verdadero sentido de la palabra. Antiguamente, se montaban picotas como esta en la plaza del pueblo para la humillación pública y el castigo de los perjuros, estafadores, fomentadores de la sedición y otros malhechores. Esperamos que tenga motivos muy diferentes para encerrar a su sumiso en esta picota, pero no importa cuáles sean sus motivos, la experiencia será una que no podrá ser igualada por equipos más modernos.
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